No es malo darse cuenta que no eres amigo de uno… es bueno saber que hay alguien que nunca te fallará.
No es malo conocer respuestas que no queremos conocer… es bueno conocer la realidad donde uno vive y poder enfrentarse a ella.
No es malo saber que te dan la espalda y no cuentan contigo… es bueno saber el camino correcto que uno tiene que andar para seguir viviendo.
No es malo enterarte de que has fallado a un amigo… es bueno saber que él puede perdonarte.
Pero, ¿y que pasa cuando el que nunca te falló te falla, las respuestas de aquellas preguntas te matan, no cuentan contigo y has fallado a alguien?
Dicen que la huella de la amistad nunca se borra y que nunca es largo el camino que conduce a casa de un amigo.
Venenosos o no...

Fue entre gracioso y trágico aquel día en que Pablo volvió a cruzarse con Lucila, allá en la plaza de cerca de ese barcito que tanto le gusta por que al lado de una de las mesitas, hay una maceta verde con dibujos, que tiene una de esas plantas que son como de pinches, uno al ladito del otro pero con la particularidad de que entre ellos hay una especie de frutitos rojos, "Debe ser alguna semilla prohibida o ilegal", pensaba.
Pero siempre llegaba a la conclusión de que nunca sabría si son venenosos o no, aunque tenia un plan diseñado; que consistía en preguntarle a los jardineros que cortaban el pasto, los martes a la tarde en una casa de cerca del barcito, a ver si sabían algún dato. Los había elegido debido a que llegado el caso de que no se pudiese expresar con claridad, como consecuencia lógica de los nervios que le produciría un momento tan trascendental en el que por fin sabría una respuesta tan importante, tan imaginada, tan pensada ; le podría pedir al experto que lo acompañe y los vea por si mismo. Pero nunca la misión llegaría a concretarse ya que los jardineros que solía ver cuando pasaba a un paso mas lento por la vereda de la casa, eran jóvenes y a decir verdad no parecían saber mucho sobre el oficio de la jardinería, sobre todo si uno observaba el corte al estilo carré que le hacían al sauce llorón que, luego de verse en un espejo se siente aún mas triste.-
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